En Torrelobatón

En Torrelobatón, Padilla
se impaciencia de esperar.
Los imperiales acampan
a una legua del lugar.
Los nobles de todas partes
acuden a batallar.
Padilla a sus hombres dice
que no es cosa de esperar,
que hacia Toro comunera
se tienen que replegar.

Antes de partir, Padilla
se retira a meditar
y escribe en un pergamino:
"Mañana se va a luchar,
aunque quedemos un puño,
hasta el fin combatirá.
Que nunca nos diga el pueblo
que nos echamos atrás,
si la suerte nos faltara
el valor no ha de faltar".

¡Quién viera a los comuneros
por las cárcavas bajar!
Como no hay luna en el cielo
no se tienen que ocultar.
Avanzan a duras penas,
trabajo les cuesta andar,
les azota la borrasca,
casi no pueden mirar.

En Peñaflor han sabido
que Padilla se les va.
Dos mil quinientos jinetes
han de lograrle alcanzar,
ocho mil infantes siguen
a los nobles en su afán.
Sabiéndose perseguido
Padilla decidirá:
"¡Que redoblen los tambores,
los pendones desplegad,
que no piensen los reales
que vamos huyendo ya!

Buscando lugar propicio
donde batalla librar,
en Vega de Valdetronco
quiere batalla librar,
mas el destino le obliga
a que espere en Villalar.