El obispo Acuña

Muy pronto en Valladolid
de lo de Burgos se habla,
se enfurecen los vecinos
y se van hacia la plaza.
Traidores y criminales
contra nosotros batallan,
que grandes crímenes fueron
el que a Medina incendiaran,
y el asalto a Tordesillas,
que a sus vecinos mataban
por haber dado a la Junta
cuanto tenían en casa.

En los atrios y en los claustros
los campesinos verán
al obispo de Zamora
a caballo predicar:
"Tended palios y manteles
y en su interior arrojad
custodias, joyas, patenas
y vasos de consagrar.
La Iglesia cuanto más pobre
más a Dios se acercará".
El oro de los altares
es agua sin alumbrar,
llevándoselo a la Junta
al pueblo le brotará.